28 de Septiembre.
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario.

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PRIMERA LECTURA.

Lectura de la profecía de Ezequiel 18, 25-38.

Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor."

Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto?

Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió.

Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida.  Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 24.

Antífona: Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 1-11.

Hermanos:

Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.

No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás.  No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.

Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, de despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 21, 28-32.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos.  Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue.

Se acercó al segundo y le dijo lo mismo.  Él le contestó: "Voy, señor."  Pero no fue.

¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»

Contestaron: «El primero.»

Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios.  Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron.  Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

 

Comentario a la Palabra

El sí que hay en mi no

El evangelio de este domingo y el de los dos siguientes (“los viñadores homicidas” y “el banquete de bodas”), van dirigidos “a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo”, y son una palabra desafiante para los teóricos del sí religioso, tanto en la época de Jesús como hoy. ¿Cómo es eso de que “las prostitutas os adelantan en el Reino”?

Esta parábola nos dice cuál es la actitud de Jesús ante los pecadores, a la vez que nos permite comprender que lo verdaderamente importante para Dios no son las palabras sino el vivir abiertos a las llamadas que nos hace la existencia.

La parábola no habla del que dice sí y asume su responsabilidad. Tampoco del que dice no y asume sus consecuencias. La parábola nos pone ante el autoengaño que puede generar una vivencia religiosa superficial. No vale con decir soy católico practicante. Además, ¿qué significa eso? ¿Que vas a misa los domingos? ¿Que inscribes a tus hijos en colegios religiosos? ¿Que cumples formalmente con la práctica de los sacramentos? ¿Pero es eso ser cristiano, ser católico practicante?

En los ejercicios, San Ignacio dice: El amor se debe poner más en las obras que en las palabras.

Esta afirmación nos ayuda a comprender el dinamismo que encierra el Evangelio de este domingo porque la cosa no está en quedarse en los discursos por la belleza de las palabras, pero tampoco en las obras por el gusto activo del hacer.

Es verdad que Jesús diferencia entre las buenas obras y las palabras; pero de fondo está la actitud de Jesús ante la realidad dinámica de la existencia humana, ante la capacidad de conversión, de cambio, de rectificación que hay en todo ser humano.

La persona está inmersa en el río de la vida. Pero acoger el Evangelio es siempre una expresión de su libertad. Así que uno puede ser muy religioso pero refractario al Evangelio. Y vivir este sentido de pertenencia con una actitud tan acrítica que no sea capaz de comprender que su misma actitud religiosa lo sitúa en el grupo de las buenas palabras y no en el de las buenas obras, negando así el dinamismo que la fe pone en la vida de todo creyente.

Cuando uno es capaz de reconocer su propio pecado, sus límites, su necesidad de conversión, su propia pereza o conformismo, está inyectando dinamismo a su existencia si ese reconocimiento es veraz. De él brotarán las energías para salir serenamente de esa situación y entrar en un proceso de cambio personal.

Lo que vemos con frecuencia es que cuando los defensores de la ortodoxia se radicalizan, los creadores de ortopraxis son expulsados de la comunión. Como si fuera posible la comunión sin ortopraxis o la ortodoxia sin obras. Y ocurre en los conflictos creyentes, como en otros, que aparentemente gana el que juega más sucio. Olvidando que Dios rechaza el pecado, pero siempre acoge al pecador que muestra su necesidad de perdón.

Jesús asume su aparente fracaso a manos de los profesionales de la Ley, pero ha dado un sí que es salvación para toda persona dispuesta a vivir el dinamismo de la fe en Él.

En cada uno de nosotros está el sí y el no y entre ellos navega nuestra libertad. Pero cuando se dan las polarizaciones vemos que los hay que dicen NO porque el otro ha dicho SI, y a la inversa. Y entonces es el Evangelio el que queda en entredicho porque unos y otros han olvidado algo esencial a la predicación de Jesús: que los del no y los del si son considerados hijos.

Esa polarización nos ciega impidiéndonos valorar la enseñanza de la historia que nos muestra cómo hay personas que dicen “no voy”, pero están entregando su vida por el Reino que trae Jesús.

Ante el sí como ante el no está nuestra responsabilidad personal. Pero también el SÍ que Dios nos ofrece en el Resucitado. Contemplándole descubrimos que no hay un sí sin solidaridad humana. Dios no se ha quedado en la teoría, por eso comprende la materia de la que estamos hechos.

Ante Dios lo que cuenta es decir Sí o No con la vida que es más, mucho más, que el mero hacer cosas o dejarlas de hacer.