25 de enero.
Domingo III del Tiempo Ordinario

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PRIMERA LECTURA.

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10.

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor.  Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.  Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.

Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 24.

Antífona: Señor, instrúyeme en tus sendas.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, por que tú eres mi Dios y Salvador.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

SEGUNDA LECTURA. 

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 7, 29-31.

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 14-20.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.  Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.

Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.  Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Comentario a la Palabra:

CONFIAR EN LA BUENA NOTICIA

Coincidiendo con la fiesta de la conversión de san Pablo, hoy finaliza el octavario de oración por la unidad de los cristianos. A la vez, el evangelio de este domingo nos pide “conversión”, “creer en la buena noticia” e ir con Jesús, “venir conmigo”.

Para los amigos de Acoger y Compartir estos días han estado y vienen marcados por la violencia surgida en Níger contra los cristianos, entre los que hay comunidades amigas con las que colaboramos desde hace años.

El integrismo islámico, que es la enfermedad del Islam (Abdelwahab Meddeb), se ha dedicado a quemar iglesias y comercios, a marcar las casas de los cristianos para hacerlas objeto de ataques, creando situaciones de tal presión que en lugares como Zínder, la segunda ciudad del país, los cristianos se están viendo obligados a abandonar sus casas y marcharse a otros países.

Ha sido un ataque con víctimas humanas, no sólo con pérdidas materiales. La comunidad cristiana en ese país está representada para nosotros por tres personas concretas: P. Nicolás Ayouba, Hna. Dolores y Hna. Hortensia. En ellos se expresa el desgarro que están viviendo tanto musulmanes como cristianos. Algunos musulmanes han protegido la misión de Tchirozerine. Otros van a casa de algunos cristianos a pedirles perdón. Las cenizas del mal está afectando a todas las personas de buena voluntad.

En ese contexto de cenizas se nos recuerda el precio que se está pagando por confiar en la buena noticia, en Jesús. El resentimiento disfrazado de religiosidad o de libertad de expresión expresada como ley del embudo, nos recuerdan a unos y otros la necesidad de conversión, de reorientar comportamientos.

Meditemos el evangelio de este domingo con unos y otros en nuestro corazón, en nuestras plegarias. "Ojalá baste con seguir avanzando hasta que un día, al doblar el recodo, aparezca un horizonte nuevo", por "no taparnos los ojos por dentro" (B. Gopegui). “Está cerca el reino de Dios”.
 
En el evangelio de este domingo Marcos presenta a Jesús recorriendo las pequeñas aldeas de Galilea, lugar no muy estimado por los defensores de la ortodoxia. Que comience en la galilea de los gentiles, para los judíos de su tiempo era una descalificación. Jesús no participa de la oficialidad religiosa de su tiempo. Dios llama a conversión, se hace buena noticia, donde la vida desconcierta. El actúa donde ningún “bien pensante” lo ubicaría.

A diferencia del bautista no va a quedarse esperando que acudan a Él. Se pone en marcha y sale Él a buscar a quienes quiere llamar, implicar en su estilo de vida, proponerles otros comportamientos más abiertos. Jesús va más lejos que Juan.

Jesús espera de nosotros que sepamos discernir la oportunidad del tiempo. Hay un tiempo que ofrece la posibilidad de abrirse a la buena noticia, de experimentar toda la anchura del Evangelio que es el Reino. Ese tiempo es gracia para quien vive abierto a Dios. Es este tiempo nuestro.

Aprovechemos lo que estamos viviendo para reconducir nuestra conducta de modo que nos aproxime a Dios, que haga cercana nuestra humanidad a Dios. Encarcelado Juan, en una situación represiva, Jesús pide confiar en la Buena Noticia. En esa situación llama a un grupo de trabajadores como amigos, como apóstoles, a caminar con él, a vivir con él.

¿Qué elección debo vivir para seguir a Jesús en este momento de mi vida y de la historia? ¿ Cómo optar por una manera nueva, más ancha, de ver la realidad? ¿ Estoy dispuesto a confiar en la Buena Noticia siendo testigo de tanto sufrimiento? ¿Es posible para ti una proximidad mayor a Jesús?

ORACIÓN POR LA UNIDAD

Dios, manantial de agua viva,
haz de nosotros testigos creíbles de tu Evangelio.
Ayúdanos a comprender que no somos los dueños del pozo
en el que tú nos dices “Dame de beber”.
Danos sabiduría para reconocer y agradecer
la misma gracia en los demás.
Transforma nuestros corazones y nuestras vidas
para que en toda situación confiemos en la Buena Noticia.
Condúcenos a vivir el encuentro con el otro
como un encuentro contigo.
Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesucristo,
en la unidad del Espíritu Santo. Amén.