19 febrero. Domingo VII del T. O.

PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Levítico 19, 1-2. 17-18.

El Señor habló a Moisés: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: 'Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado.
No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor'”.

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 102.

Antífona: El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.

Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 3, 16-23

Hermanos:

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: “Él caza a los sabios en su astucia.” Y también: “El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.” Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 38-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Habéis oído que se dijo: 'Ojo por ojo, diente por diente'. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.

Habéis oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo'. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.”

Comentario a la Palabra:

NO VUELVAS LA ESPALDA

Continuamos este domingo séptimo del tiempo ordinario escuchando en las celebraciones la lectura del “sermón del monte”. Jesús invita a superar los “códigos de venganza”. “Se os ha enseñado … pero yo os digo”. Nos propone una actitud creativa en nuestras relaciones humanas: Dejar atrás la sola ley. Seguirlo abriéndonos a comportamientos creativos que alumbren una humanidad más humana. “No vuelvas la espalda” ante la necesidad del otro. Y uno se pregunta, ¿cómo vivir sin volver la espalda a tanto sufrimiento?

Acogemos el Evangelio y seguimos a Jesús inspirados por la presencia del Espíritu que nos dice: aunque llegar al solo “ojo por ojo” fuese un progreso en los códigos de venganza, es posible ir aún más allá en tu proceso de humanización. “No vuelvas la espalda” a lo que te desafía. Busca para tus relaciones humanas respuestas nuevas. Jesús ha venido para que esa creatividad que humaniza sea posible: “Jesús no quiere nuestras intolerancias, nuestros fanatismos, nuestra inagotable capacidad de despreciar, juzgar, rechazar, condenar” (J.M. Castillo). Y sin embargo, ¡¡¡ES TAN DIFICIL!!!

Entre lo que se dijo y lo que Jesús nos dice hay una invitación a la creatividad que viene de llevar a la práctica el corazón del mensaje de hoy: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos”.

La tentación puede llevarnos a decir, ¡¡¡eso es imposible!!!. Me rindo. Opto por hacer lo mismo que “los paganos”. Puesto que Dios es Padre con “malos y buenos … justos e injustos” me apunto al pelotón de los que abandonan la dinámica del trabajo interior al responder a la llamada que hace Jesús. Pero el evangelio, la oración, las realidades sociales, la conciencia de bien, hablan invitando a salir de nosotros mismos, a continuar creciendo, a vivir creativamente ganando en humanidad.

Rezamos y meditamos este texto del sermón del monte justo este fin de semana en el que se cumplen 470 años de la muerte del reformador Martín Lutero, que murió el 18 de febrero de 1546. Este 2017 se conmemoran los 500 años de la Reforma Protestante. Han sido necesarios casi quinientos años para que los cristianos nos diésemos cuenta de la incoherencia indolente con la que hemos predicado y no vivido este evangelio. Fue el 31 de octubre de 1999 cuando se firmó en la ciudad alemana de Augsburgo la Declaración común sobre la gracia, en la que católicos y protestantes se ponen de acuerdo sobre la tesis principal de Lutero. El hombre se salva por la fe y el amor a Dios, no por las donaciones a la Iglesia, ni con bulas o indulgencias.

La historiadora Ángela Pellicciari habla de Lutero como el hombre que
“en nombre de la libertad confiere al príncipe un poder absoluto; en nombre de la verdad del Evangelio difunde el odio contra Roma, contra la Iglesia y su historia, el odio contra los judíos; en nombre de la moral evangélica justifica la mentira y la bigamia; en nombre de la nación alemana provoca una guerra civil que hace explotar Alemania en una miríada de estados y confiere a Francia un sólido predominio en la Europa continental”. Pero ¿cuál fue la respuesta de la Iglesia Católica?. Vamos tomando conciencia de nuestro pecado por haber dado la espalda desde la arrogancia del poder. Las instituciones eclesiales, tantas veces sostenidas por hombres sedientos de poder, también dan la espalda a este evangelio de Jesús. Quien intente salir de ahí que se prepare a pagar el mismo peaje que Jesús. ¡Qué desafío!

El papa Francisco está intentando poner algo de esta creatividad del evangelio en nuestra Iglesia de hoy. Quizás por eso, en la declaración del pasado lunes 13 de febrero “en relación a recientes sucesos, el Consejo de Cardenales expresa su pleno apoyo a la obra del Papa, asegurando al mismo tiempo su adhesión y sostenimiento plenos a su persona y su magisterio”. ¡Cómo cuesta entrar en la dinámica de Jesús!

La Iglesia, todos nosotros, seguimos necesitando volver al Evangelio que anunciamos este fin de semana, que no lo pone fácil. Se trata no de ser espectador, sino desde el corazón de nuestro propio corazón, hacer posible un nuevo nacimiento, el de una Iglesia verdaderamente fraterna, el de una sociedad verdaderamente de iguales.

 

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Una aparente anécdota: La mañana del sábado 4 de febrero, algunas calles de Roma amanecieron con carteles en los que se podía ver una fotografía del Papa Francisco con el rostro serio y unas líneas críticas sobre su pontificado.