El naranjo mágico
y otros cuentos haitianos

recopilación de Diane Wolkstein

traducción de Paz Pruneda

prólogo de Ana García-Castellano

Haití sabe que tiene un tesoro escondido. Su amor a la música, la danza, la pintura, la artesanía. Es verdad que no hay ningún cine y solo se publican dos periódicos, pero desde muy temprano, estés en el lugar que estés de ese país, verás grupos de niñas y niños impecables camino del colegio. En las zonas rurales algunos caminan horas para no faltar a esa clase en la que quizás sólo aprendan alguna canción.

Dice Gustavo Martín Garzo que los haitianos "se comportan como si tuvieran algo valioso y se lo fueran a robar. Ellos son los primeros en desconocer lo que es". Creo que no es del todo cierto. En Haití, las personas analfabetas son muy cultas. Por eso nos pidieron construir las escuelas de Fonfrede, Geantillon, Chateau y la ampliación de la escuela San Gerardo en Puerto Príncipe, que después fue destruida por el terremoto del 12 de enero de 2010. Ahora intentamos volver a construirla como se han reconstruido las aulas afectadas en la escuela de formación profesional de Hinche y el pequeño hospital-dispensario del Sacre Coeur, en Los Cayos.

Para que los pequeños tengan tiempo y fuerzas y puedan acudir a la escuela se han construido 22 depósitos para la captación de agua pluvial en la sierra sur, en el departamento de Los Cayos, y cuatro grandes depósitos de agua potable en Belle Fontaine, al pie de una de las montañas más altas de Haiti, Mane La Selle. Pero el 50% de los niños haitianos están sin escolarizar. Hay que seguir ahí, como uno más.

Acoger y Compartir quiere participar en la búsqueda de ese tesoro y mostrarlo en toda su belleza. La publicación de estos cuentos haitianos es parte de ese compromiso. El beneficio de su venta va destinado a los proyectos que AyC está realizando en Haití.

Antes del terremoto del 12 de enero 2010 me impresionaba ver a jóvenes hasta altas horas de la noche, estudiando sentados en el suelo bajo la escasa luz que expandían viejas bombillas en el entorno del colegio San Gerardo, Puerto Príncipe. No sólo allí. Después del terremoto la escena se sigue repitiendo. Los jóvenes estudiantes que carecen de luz eléctrica en sus casas buscan puntos de luz pública para estudiar. Son muchos los jóvenes y pocos los puntos de luz.

En Haití están hartos de miseria y de que sea esa la única imagen que los extranjeros demos de su país. A través de la publicación de EL NARANJO MÁGICO Y OTROS CUENTOS HAITIANOS desearíamos alentar a una mirada nueva y colaborar a que sea posible un nuevo Haití, el que están soñando tantos jóvenes de ese querido país.

Acoger y Compartir da las gracias a cada una de las personas que han colaborado para hacer posible esta publicación, recordándonos así que donde se difunde la cultura se puede sembrar en todas las estaciones.

José Miguel de Haro

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